18 Jul
Los datos de siniestralidad laboral aportados por la Junta de Castilla y León indican que durante el pasado mes de junio no se produjo ningún accidente mortal por primera vez en ocho años. No es la única cifra positiva, ya que además los accidentes se redujeron un 18% en el pasado mes con respecto al mismo periodo de 2023.
A pesar de ello, la tendencia registrada en los últimos años es negativa, ya que cada año se incrementan en torno al 1,5% las defunciones durante la jornada laboral. El colegiado de ingenierosVA Alberto Rojo, director del Centro Asistencial de la Mutua Asepeyo, ha analizado estos datos en los micrófonos de ‘Herrera en COPE en Castilla y León’, donde ha indicado que en 2023 se produjeron más de 26.000 accidentes laborales. Afortunadamente, solo 200 de ellos fueron graves y 38 mortales. Unas cifras que para Alberto Rojo son “buenas”, a pesar de que la única cifra ideal sería, lógicamente, la ausencia de fallecidos.
El 50% de los accidentes, en el sector servicios
Aunque pueda resultar sorprendente, el sector con un mayor índice de accidentes es el de los servicios, que aglutina el 50%. Por detrás quedan otros aparentemente más peligrosos, como el industrial (26%), la construcción (14%) o el agrícola (6%). Como argumenta nuestro colegiado, esto se explica no solo porque el sector servicios sea el que cuenta con un mayor porcentaje de trabajadores, sino también por la menor cultura preventiva que existe en este sector con respecto al resto. “Todo el mundo sabe que, por ejemplo, la construcción es peligrosa y un trabajador se puede caer desde varios metros”, razona. Sin embargo, no tenemos en mente que el de los servicios sea un sector con riesgo y por eso se acaban produciendo más accidentes, “aunque sean leves”.
Por eso, Alberto Rojo insiste en la necesidad de implantar esa cultura preventiva en todos los sectores que reduzca los riesgos en el trabajo. Además, recuerda que la actual Ley de Prevención de Riesgos Laborales es de 1995 y que, casi 30 años después, “necesitamos un marco normativo distinto” en el que ya se está trabajando.
La tecnología puede ser la clave para seguir mejorando las cifras en los próximos años. De hecho, ya se utiliza la realidad virtual para poder simular determinadas situaciones de riesgo, como un incendio, o entender cómo reacciona un vehículo según las diferentes condiciones meteorológicas. Incluso, las empresas más avanzadas disponen ya de herramientas como exoesqueletos, que ayudan a prevenir trastornos musculoesqueléticos, muy comunes en el trabajo de oficina.
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